miércoles, 15 de diciembre de 2010


La realidad política:
    A través  de sus numerosos significados, la palabra política designa siempre  un cierto sector de la realidad humana.  La política como realidad humana supone ante todo la existencia de seres humanos que conviven, o sea convivencia humana y vida social, seres humanos interactuantes. Sin  seres humanos que no conviven no hay política. Ello no implica que toda convivencia humana sea política, porque existen vínculos afectivos, amor, amistad. Pero lo cierto es que se dan en el seno de la comunidad política. Sin “sistema político”  con sus necesarios ingredientes de “actividad  política” y “relación política” no hay convivencia humana organizada y persistente, supuesto necesario para que pueda haber lazos  no políticos de convivencia.
Aristóteles dijo que el hombre era zoon politikon. El hombre sólo alcanza su plenitud encuadrado en la realidad política, del mismo modo que esta cobra existencia como realidad humana. Sólo un dios o una bestia, decía el estagirita,  podía tener existencia fuera de esa realidad política. Pero tampoco existe la realidad política fuera del hombre. No existe la política como realidad sobrehumana e importaría un exceso en el lenguaje hablar de la política de Dios. Ni existe la política como realidad infrahumana, por ejemplo importaría otro exceso hablar de la política como actividad del rey de la selva o la relación entre integrantes de una colmena.
El sistema político consiste en una relación (política) entre seres humanos, la cual es realizada mediante una actividad (política) de algunos para determinar el comportamiento de los demás y la consiguiente actividad de éstos.
La realidad política es comprensiva del sistema político, la relación política y la actividad política, ofrece como sus mas salientes manifestaciones la de ser múltiple, polifacética, variable, simbólica y multirrelacionada.
a)Realidad Múltiple: según el grado de generalidad  o especificidad que  se tenga en cuenta, la realidad política puede ser considerada en, un sentido lato, en otro intermedio y en uno estricto. Es lo que Bertrand de Jouvenel  denomina sucesivamente: “sentido formal”, “sentido material” y “sentido material limitado”.
Para que haya sentido formal basta que la actividad de unos seres humanos en relación con otros seres humanos tienda a que el comportamiento de éstos sea el que aquéllos proponen. Es decir se requiere de promotores, proyecto de empresa común a realizar y actividad de los promotores para obtener el concurso de las voluntades ajenas.  En este sentido no nos importa el modo de realizar la promoción, ni la naturaleza de la empresa, ni la transitoriedad y permanencia del concurso de voluntades. La actividad es formalmente política si obedece a una técnica para inclinar voluntades ajenas y dirigir sus comportamientos orientándolos hacia las metas propuestas. Desde una reunión de vecinos para apagar un incendio, hasta la asamblea de la ONU para evitar la propagación de una guerra, o una banda de gangsters para asaltar un banco, hasta un congreso constituyente con el fin de dar ley fundamental a un Estado.
No siempre basta la política en sentido formal, porque hay fines que no se alcanza sin la permanencia del concurso humano. En tales casos se requiere una relación interhumana que se torne persistente, no bastando la actividad política en sentido formal. Esa actividad debe estar dirigida también como medio instrumental  hacia la construcción, consolidación y conservación del agregado humano de que se trate, se agrega al sentido formal , el material de la política y la materia consiste en construir, consolidar, y conservar el respectivo grupo humano, para cumplir determinados fines , sin importar cuáles sean éstos siempre que necesiten la permanencia   o persistencia del concurso humano.
Cuando la relación adquiere tal carácter y la actividad se despliega de tal manera es cuando puede hablarse con propiedad de sistema político, si bien en un sentido amplio.
De conformidad a esto, cabe decir, que la política en sentido material amplio es sinónimo de sistema político en sentido amplio.  Uno y otro implican promotores (y actores), proyecto de empresa común a realizar y actividad configuradora de la relación de mando y obediencia, con carácter permanente.  Pero  si el agregado  humano persistente de que se trata no es uno de los diversos que existen  con fines específicos – religiosos, lucrativos, deportivos, etc- sino aquél único con el fin más abarcador, del cual dependen necesariamente los demás sin que él necesariamente dependa de ellos, entonces  se está en presencia de la política en sentido material restringido o del sistema político en sentido estricto.  En tal supuesto el grupo humano no es uno de los tantos grupos sociales o intermedios, sino el grupo humano complejo y autosuficiente, según los escolásticos, es la comunidad perfecta.  Con este último significado la actividad y la relación que constituyen la realidad  política están referidas al Estado, el “sistema político” mayor de nuestro tiempo, y a los “sistemas políticos” mayores que él, actualmente en gestación.  De acuerdo con tal marco de referencia, son políticas la actividad y la relación estatales, y lo son igualmente todas aquellas actividades y relaciones que converjan sobre ellas.  Así además de la actividad de un determinado  órgano estatal (subsistema político), será también política la actividad de un partido político (sistema político menor) que busque influir sobre su actividad.
b)Realidad polifacética:   La política consiste en un tipo de actividad, y en un tipo de relación que constituyen un tipo de sistema.  Estos distintos aspectos de la realidad política, que están existencialmente unidos de manera inextricable, ponen de relieve dos fases conceptualmente diferenciables: la faz agonal y la faz arquitectónica.
La actividad política no tiene tal sentido por sí misma, sino en función de una determinada relación interhumana. Implica – la relación- una estructura (articulación de las partes con el todo) ,  y dicha estructura aunque a veces puede presentarse de manera muy débil y muy fluida, ofrece siempre una tendencia natural a traducirse en instituciones políticas (instituciones –órgano o instituciones –norma) con vocación al orden y la estabilidad. Es precisamente a través de tales instituciones como se concreta la diferenciación y la jerarquización entre los integrantes del sistema, ya que ellas establecen cargos y el modo de acceso a ellos , de donde resulta la diferenciación entre los ocupantes y los no ocupantes, y la jerarquización  consistente en que estos últimos hagan lo que deciden aquéllos.
Se produce actividad, por consiguiente,  orientada hacia la conquista y la conservación de los cargos y otra, paralelamente, hacia la resistencia a su ejercicio o hacia la influencia sobre él. Estos aspectos de la actividad política configuran su faz agonal o en el lenguaje de Duverger, faz de lucha.
Pero la actividad política no se reduce a la faz agonal – para conquistar o conservar los cargos o para, en su caso, resistir la actividad  de sus ocupantes o influir sobre ella- sino que a través del ejercicio,  de las funciones respectivas, los ocupantes tienden a realizar los fines mediatos y los fines últimos de la política. Los fines mediatos –confundidos con el sentido material de la política-  consisten en la construcción, consolidación y conservación de la comunidad política; los segundos en objetivos trascendentes que varían en cada caso. La actividad orientada hacia tales fines constituye la faz arquitectónica o en términos de Duverger “faz de integración”,  por sí misma y a partir de los fines indicados, la faz arquitectónica justifica fácticamente a todo sistema político, con independencia de cualquier cuestión acerca de  la justificación ética del mismo en particular.  Todo grupo humano necesita de una estructura que le de cohesión- integración del grupo- e impida su disgregación, y además necesita conducción en el quehacer común, con sentido creador y constructivo.  Esto puede llevarse a cabo de muchas maneras y cada una encuentra sus justificaciones.
Cabe señalar que la faz agonal y la faz arquitectónica que en su conjunto constituyen la política plenaria, se encuentran entrelazadas y recíprocamente sustentadas. Si tenemos sólo faz arquitectónica, la política correría riesgo de fosilizarse.  En tanto que si sólo hay faz agonal se comprometería la construcción, consolidación, y conservación del  agregado humano, y por lo tanto de los fines últimos.
La política es esencialmente “process”, es decir pugna seguida de acomodamiento, de ajuste. Acondicionamiento y ajuste por otra parte, del movimiento y del orden, de la estabilidad y del cambio, del conflicto y del consenso. Sin esa realidad  que es la política – la política plenaria- sin esa actitud, sin ese comportamiento que ella entraña, la entropía, el desgaste natural del orden, concluiría con los seres humanos. 
Esto nos lleva obligadamente hablar de los procesos de conflicto y consenso.  Algunas  referencias encontramos en Comte, pero respecto de la sociología, cuando hablo de las categorías centrales de la estática y la dinámica, y a la primera le dio la connotación de consensus. Pero las ideas centrales relativas al tema se desarrollarían con posterioridad.
El actual enfoque del problema parece tener sus raíces en la obra de Bentley  llamada Process of government (1908). Posteriormente ha sido desarrollada por los political scientist norteamericanos al concebir la vida política como process, en el sentido de rivalidades seguidas de un ajuste “adjustment”.
Dahl , se pronunció acerca de la conveniencia de que el conflicto y consenso son dos aspectos importantes del sistema político.  Que las personas que pretenden seguir viviendo juntas  no pueden estar completamente en desacuerdo respecto de  sus objetivos.
Las ideas de conflicto y proceso como procesos integrantes de la realidad política, han estado  presentes desde antiguo, aunque con otros nombres en los pensadores políticos. Ha sucedido que algunos le han dado mayor importancia a uno que al otro, claro que poniendo al predominante al servicio de sus ideas, llegando a hacerlo absoluto. Por ejemplo Hobbes subrayaba la tendencia del hombre a vivir en conflicto y Platón en la polis ideal  lo excluía.
Sea como  fuere, las palabras  Homonoia y concordia fueron claves y estuvieron presentes en el pensamiento romano y griego.  Aristóteles en Ética a Nicomaquea, señaló que hay consenso (Homonoia) político cuando los ciudadanos persiguen, en lo que atañe a la polis, los mismos fines y concuerdan en como deben ser designados los gobernantes.  También en un capitulo de la Politica, habla de la teoría de  las revoluciones, con la intensión de encontrar las causas que atentan contra la estabilidad política.  Cicerón se refirió al consenso como “concordia” en De Res Publicae   y también al conflicto o disensión que no es en sí mismo patológico.  Ortega y Gasset  habla de “divergencias de opinión en los estratos superficiales o intermedios” producen disensiones benéficas  porque las luchas que provocan se mueven sobre la concordia firme y subsistente en los estratos más profundos.
La discrepancia en lo somero no hace sino confirmar y consolidar el acuerdo en la base de la convivencia. Esas contiendas ponen en cuestión algunas cosas pero no ponen en cuestión el todo. Distinto, agrega, es la dis-cordia, lo opuesto a con-cordia: un corazón que se escinde en dos; la sociedad deja de serlo; se convierte en dos, dos sociedades dentro de un mismo espacio social son imposibles.
Maquiavelo en referencia a la República Romana  (Cap. VI de Discursos sobre la primera década de Tito Livio), remarcó que la desunión del Senado y del pueblo hizo poderosa y libre a la República Romana.
Montesquieu  ha dicho que “Siempre que se vea a todo el mundo tranquilo en un Estado   que se otorga el nombre de República, puede estarse seguro  de que la libertad no existe en él. Lo que se llama la unión de un cuerpo político; es algo muy equivoco, la autentica es una unión de armonía que hace que todas las partes, por muy opuestas que parezcan, concurran al bien general de la sociedad, del mismo modo que las disonancias en la música concurren al acorde total.  Puede existir unión en un mismo Estado en el que parece no verse otra cosa sino agitación, es decir, una armonía de la que resulta la felicidad,  que es  sólo la única paz verdadera. Ocurre lo mismo con las partes de este universo eternamente ligado por las acciones de unos y las reacciones de otros”. Dicho de otra forma el verdadero consenso no resulta de la supresión del conflicto, sino de su encauzamiento y equilibrio de las partes.
En el siglo XIX, sobre todo con motivo de los problemas suscitados políticamente por la Revolución Francesa  y en lo económico por la Revolución Industrial, el tema del conflicto y el consenso empezaron a interesar aunque no con estos nombres. Marx y Engels en el Manifiesto Comunista, escribieron que la historia de toda la sociedad hasta nuestros días  no ha sido sino una historia de lucha de clases. De tal postulado resultan algunos corolarios:
a)  Que  no era posible la coexistencia del consenso y del conflicto, y que el primero visto de este modo no es más que la mascara de dominación de una clase social a otra, por ende el oscurecimiento del conflicto.
b)  El verdadero consenso seria posible solamente con la desaparición de las clases.
Para el marxismo, entonces,  existe consenso al ser suprimidas las causas del conflicto o existe conflicto sin  posibilidad de consenso.
Weber señalo que existe conflicto en la medida  en que la acción es orientada hacia el objetivo intencional de imponer la propia voluntad a pesar de la resistencia de otros y que el hecho de que pueda ser pácifico o institucionalizado (concurrencia reglada) o con violencia física (no institucionalizado), sólo pone de relieve las modalidades de aquel.
En lo que se refiere al consenso, aunque es una palabra muy empleada ,  su contenido o significado encuentra  diversas connotaciones.  Suena paradójico.
Al usar el vocablo sin adjetivo alguno – consenso- , hacemos referencia a un momento del proceso político, conforme  a la indicación de Burdeau antes recogida, es decir , como adjustment (ajuste) en que culminan las rivalidades, entonces se piensa en un consenso continuamente renovado que se traduce en un equilibrio inestable. En cambio cuando se le agrega el adjetivo de “fundamental”  o “básico” se piensa en un  acuerdo cordial en el que estará presente en el comportamiento valores supremos y de fines últimos.  Es decir un tejido de ciertas creencias, actitudes, prejuicios, y creencias, un sistema de creencias y valores digamos, que sin el al decir de Zevedei Barbu, que si falta ello cualquier régimen político tiene pies de barro.
Si  decimos que el conflicto es inherente a la vida política, y si además puede ser compatible con el consenso,  no quiere decir que esta compatibilidad entre ambos sea ilimitada: el límite está dado por la existencia de un consenso fundamental, ya que si esto no sucede se torna imposible la vida comunitaria. Sobre el punto resultan ilustrativas la distinción de Duverger entre “lucha en el régimen” y “lucha sobre o contra el régimen” y la de Bordeau quien distinguió entre tensiones sanas y tensiones patológicas.
Duverger afirmó que su distinción  no define únicamente las formas de lucha, sino aún mejor , los limites de la misma. De modo que si el antagonismo tiene por objeto el régimen (lucha sobre o contra él) la integración se torna imposible, el conflicto desborda de este modo  los límites del consenso.
Sostiene  el segundo (Burdeau)  que una sociedad es políticamente equilibrada cuando goza de una vitalidad suficiente como para adaptar su estructura a las tendencias al desarrollo inherente a todo organismo viviente. Esto significa que el orden requiere de movimiento  y que este engendra el cambio de aquél. Burdeau emplea el término “tensión” diciendo que la  hay cuando la intensidad de las energías de renovación vence a la gravitación de las fuerzas de conservación” y advierte que todas las tensiones son de la misma naturaleza. Pero las hay  sanas “que renuevan el equilibrio actuando desde adentro”  y “patológicas”  que destruyen el equilibrio anterior para crear uno nuevo. Estas últimas son las que rompen la cohesión social y destruyen la unidad nacional.
c)Realidad variable: Esto es que las modalidades de la faz agonal y arquitectónica varían conforme a los paradigmas y el sentido que se le de a la  política conforme a un momento histórico, a una actitud, a un sistema de creencias y valores contextuado.
d)Realidad simbólica:  Más aún que otros aspectos de la realidad social , la realidad política , aparte de sus otras características , constituye una realidad muy especial.  No es como la realidad de la naturaleza, totalmente objetiva, o sea del todo independiente de nuestra voluntad y de nuestros gustos. La realidad política esta  envuelta y penetrada por un tejido de ilusiones, un sistema de expectativas, de apariencias y de  posibilidades.  Debido a ello la política no es captación de fenómenos extraños a nosotros mismos y perceptibles de manera directa:  todos los actos , hechos , situaciones, en que consiste materialmente la realidad política ,  son traspuestos a un registro, compuesto de símbolos, que les da una tonalidad particular en virtud de la cual aquéllos adquieren un sentido que no tienen intrínsecamente. La política es una realidad simbólica que se expresa mediante el signo. No importa lo que es,  sino lo que se cree que es , y ello se ve en el ejemplo del líder ,que puede parecer valiente y probo , cuando en realidad es un cobarde. Porque lo esencial es la imagen, que en el universo político es creada por un conjunto de símbolos: la corona, el cetro , el trono , hacen al rey.
Bordeau ha dicho que la realidad política es un universo mágico, un universo poético, queriendo decir con ello que es un mundo creado artificialmente, al margen de la fenomenología concreta, por ende tiene sus leyes, su  lenguaje, sus valores.
Dado el carácter simbólico de la realidad política, se convierten en factores determinantes de ella, por un lado, la diversidad de resortes psicológicos, con altas dosis de irracionalidad –ambición, vanalidad, temor, deseo, fe-  y por otro las “doctrinas operantes” – ideologías, utopías, mitos-. Juegan un papel fundamental los medios de comunicación con fines de propaganda.  Un sector importante de la realidad política consiste en crear una imagen y venderla  , pero frente a este dato de la realidad política , no parece estéril , al menos como aspiración ética la misión de la ciencia política, Duverger ha dicho: “El siglo XX no es sólo el siglo del átomo: también es el siglo  de las ciencias sociales. Los nuevos métodos de propaganda y el encuadramiento de los hombres pueden ya cambiar la estructura del mundo como la utilización de la energía nuclear. Sin embargo, no son posiblemente más que la última fase de la política inconsciente, en la que los pueblos pueden ser manipulados por sus jefes porque ignoran los mecanismos de manipulación. El desarrollo de la ciencia política permite entrever la posibilidad de una política consciente, en la que los hombres dejaran de ser cosas, objetos, en manos de dirigentes. Es  de esperar que al fin un día será falsa la fórmula de Maquiavelo, por desgracia aun verdadera: “Gobernar es hacer creer”.
e)La política como realidad multirrelacionada: Esto implica que no constituye una realidad aislada ni aislable. Como toda realidad existencial, se encuentra relacionada de modo necesario con otras realidades. La particularidad es que algunas de esas realidades con las que se relaciona, son manifestaciones de ella misma, o elementos: ideas políticas, instituciones políticas, la vida política, el poder,  el Estado. En tal sentido corresponde decir que es indivisa. Es compleja porque esta constituida por diversos elementos, al decir de Prelot, las ideas, las instituciones y la vida políticas. Y es indivisa porque es existencialmente una, sin desmedro de la actividad de sus elementos constitutivos. Pero además existe conexidad con relación a realidades extrañas a ella. Por lo pronto con normas jurídicas y morales que la estructuran como relación y la regulan como actividad.  Y también  con todo el entorno ambiental que la condicionan y cuando no la determinan: factores geográficos, sociopolíticos, económicos, historicoculturales.
La multirelacion es doble: “dentro”  de la realidad política (entre sus propios elementos constitutivos) y con la realidad extra política.
La multirelacion “dentro” se traduce en el influjo reciproco existente entre la vida política, las instituciones políticas y las ideas políticas. Con el significado que se le da a la vida política hacemos alusión a la dinámica política, es decir a las fuerzas políticas mantenedoras del orden y engendradoras del movimiento y del cambio en las estructuras. Por “instituciones políticas” en el sentido de institución persona o institución cuerpo, a colectividades humanas unificadas, con su doble aspecto de organización interna y de individualización externa, y una compleja red relacional que liga entre sí a sus componentes  y que da lugar a “instituciones-órgano” e “instituciones idea”, y por ideas políticas al conjunto del conocimiento político, aunque preferentemente al carácter interesado o práctico, es decir a las “doctrinas”. El problema puede ser planteado desde el siguiente interrogante ¿Hay influjos  entre los elementos componentes de la realidad política?.
El influjo de las fuerzas políticas es de toda evidencia. El objeto de las fuerzas políticas es influir en la creación y en el funcionamiento de las instituciones y su influjo sobre las ideas resulta de su propio dinamismo y de la necesidad de racionalidad sus fines y motivaciones.   En la historia tenemos ejemplos como la creación del Imperio Romano o el establecimiento de la Carta Magna, estas dos instituciones no fueron resultado de la doctrina, ni planes deliberadamente elaborados, sino de la acción de determinadas fuerzas políticas.
Del mismo modo, no cabe duda de  que la vida política característica de las ciudades italianas del Renacimiento influyó decisivamente sobre el pensamiento político de Maquiavelo  y es probable que el Leviathan de Hobbes  haya sido inspirado, en buena medida, por las guerras civiles inglesas de la primera mitad del siglo XVII.
En lo que respecta a las instituciones, tienen un triple carácter: institución-cuerpo, institución –órgano e institución norma, actúan como instrumento de “control social” e inclusive de “técnica social” y en tal sentido condicionan y regulan la vida política y a la vez influyen sobre las ideas políticas.  Por ejemplo  las instituciones de la República Romana  y de la monarquía constitucional inglesa han regulado durante siglos la vida política de sus respectivos pueblos, hasta el punto de confundirse prácticamente con ella.  Por otra parte tras cada verdadera revolución, las instituciones con tal motivo creadas han influido de modo decisivo sobre la vida política como las ideas de largos periodos posteriores, por ejemplo, la revolución inglesa de 1688, la norteamericana de 1776 y la rusa de 1917.
En cuanto a las ideas políticas, influyen, a su vez sobre las instituciones políticas y a su vez sobre la vida política. Como se ha visto anteriormente, a política es fundamentalmente actividad humana dirigida hacia fines, lo que implica la necesidad de un pensamiento orientador. El promotor del proyecto político o conductor, necesita valerse de ideas que faciliten la obtención del concurso de voluntades (las doctrinas en general y en particular las ideologías, las utopías y los mitos).  Pero el influjo no se produce solamente a través  de las revoluciones, sino mediante doctrinas, que pueden ser preparatorias o proféticas – que pueden tener carácter revolucionario o reformista-  o pueden ser  apologéticas –justificadoras del orden existente-. En el lenguaje de Mannheim las primeras son utopías y las segundas ideologías.
El examen concreto de los casos históricos, sin perjuicio de que a veces uno de los elementos de la realidad política examinado ejerce mayor influencia sobre los restantes, la tendencia es la del influjo reciproco, el interinflujo. Las ideas han gravitado sobre los restantes elementos de la realidad política  apartir del siglo XVII, en los últimos siglos se dio un proceso inverso  que se dio a conocer como el fin de las ideologías. 
En   lo que hace  a la relación entre la realidad política y la realidad extrapolitica, es decir el contorno ambiental de aquella   o la constitución natural, resulta ilustrativo el modelo de David Easton que cuadra dentro de las interpretaciones sistemáticas de la política: 
Este gráfico, que vuelvo a señalar, es una de las concepciones sistemáticas de la política. Según Easton el sistema político (political system) está conectado con su ambiente (political system) está conectado con su ambiente (environment) por medio de insumos (inputs) – flujos del ambiente sobre el sistema político- y productos (outputs)-flujos del sistema político sobre el ambiente-. El ambiente es la parte intrasocietal y en la parte extrasocietal: que consta de todos los sistemas como el político, ecológico, biológico y social, cultural, económico, demográfico, etc  que pertenecen a la misma sociedad que el sistema político, es decir internacionales: ecológicos, sociales, políticos. El sistema político es un modo de designar al conjunto de fenómenos que se llaman política, gobierno o Estado, pero con un especial enfoque que permite interpretar la vida política como un “sistema de conducta adaptativo, autorregulador, y autotransformador”, cuyos componentes son: instituciones  jurídicas, actividades  informales dentro de la estructura formal- lo que implica ciertos grupos y características motivacionales o de personalidad- ,  etc. Los flujos del ambiente hacia el sistema político, a través de los insumos, se centran principalmente en las demandas (demands)  y en los apoyos (supports), que constituyen los indicadores claves  del modo como los factores y circunstancias ambientales modelan y modifican el funcionamiento del sistema político. Los flujos de este último hacia el ambiente, a través de los productos, se centran principalmente en las decisiones y en las acciones de los gobernantes. Se forma así un círculo de retroalimentación (feedback Loop) que queda evidenciado en el gráfico de Easton.

1 comentario:

  1. Sería conveniente que publique, adjunto al artículo, la FUENTE DE DÓNDE SUSTRAJO este apartado. ¡Qué ironía! es un blog acerca de Derecho Constitucional y usted vulnera los derechos de autor. ESTO ES PLAGIO.

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